martes, 6 de octubre de 2009

FRÍO SUEÑO DE SEDUCCIÓN

En el centro mismo de la borrasca veo dormir al mármol su frío sueño de seducción, y ya sea por ansiedad, por necesidad, o vaya usted a saber por qué, el caso es que, no conforme con la contemplación del marmóreo letargo, intento al mismo tiempo no perder el rastro que va dejando la memoria mientras se extingue. Para el logro de tan nobles objetivos tengo mis dientes de hierro que mordisquean sin parar el vaporoso vacío mientras las imprudentes miradas, primero la de un ojo, y luego la del otro, escapan más allá del cristal de la ventana para terminar, finalmente, viéndolas perecer sepultadas en los confines del espacio. Ver perecer tus propias miradas…aún no me explicó por qué tengo que vivir yo estas cosas. Perdida la memoria, la vista y la seducción, decido construir mi becerro de oro, con más voluntad que acierto, soldando para ello pedazos de desorden con carámbanos de frío, a resultas de lo cual nace un monstruo cuyo monstruoso resultado intento atemperar con colores de iglesia, algo de desidia, y cuentos de pájaros caídos. A mis costados, la hojarasca sigue construyendo sus hogueras mientras la oscuridad se pone en pie. Y yo me voy, que ya va siendo hora, creo yo, de guardar la noche en su estuche.

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