sábado, 14 de diciembre de 2013

EL ESPEJO


Parecía llevar una vida entera tumbado en el sofá, tenía la cabeza como amodorrada a fuerza de una acumulación insana de pensamientos prosaicos, y para colmo de males sufría, como la mayoría de los espejos, una falta de calidez propia que se evidenciaba en cada gesto. Con todo y eso, fue el espejo que más y mejor amó a la pescadera del mercado de abastos.

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