domingo, 7 de septiembre de 2014

ALMA PERDIDA


La paloma que encontró de casualidad aquel alma perdida y levantó el vuelo con ella en el pico, una vez superada la ansiedad propia del éxito, no supo qué hacer con ella. Amarla era imposible ya que, además de aérea, mediaba un abismo entre carne y espíritu. Regalarla al mejor postor tampoco parecía tener mucho sentido: los almarios estaban repletos de almas abandonadas y nadie quiere principios de más, ni siquiera de esos que dan forma y organizan con dinamismo el devenir de las vidas ajenas. Había días y días pero hoy la paloma estaba de bajón y pensaba que no, que no siempre la pasión humana puede remontarse por encima de todo género de absurdos.

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