Las múltiples vidas del personaje darían
para muchas historias, pero permítanme centrarme ahora sólo en su última
reencarnación y, dentro de ésta, en una sola de sus múltiples capacidades.
Ocurría que, siemprequiera que conjuraba los demonios, éstos acudían a su
llamado y salían a la luz festejando el acontecimiento con mil y una diabluras.
Surgidas de su boca, los conjuros dejaban de ser meros ruegos e imprecaciones
más o menos atractivas para pasar a convertirse en regueros de verdaderos
espectros, realidades infernales todo lo raras y todo lo inmateriales que
ustedes quieran, pero realidades al fin. No me lo van a creer, pensarán que es
una tontería del Facebook, pero les juro que esa tarde, tras una retahíla breve
de imploraciones y súplicas, de aquella chimenea surgieron auténticos demonios.
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