sábado, 27 de septiembre de 2014

RETORNO CONSTANTE A NINGUNA PARTE


La madurez del hecho resultaba incuestionable y nada ni nadie podía evitar que aquello ocurriera. Así las cosa, no es extrañar que el recuerdo de la sombra de aquel lirio permaneciera, para desesperación del mismísimo Heráclito, inmutable en su cabeza. De hecho, parecía vivir como fosilizado en una especie de perpetuo naufragio o, si prefieren esta otra imagen, en una especie de retorno constante a ninguna parte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario