Decir que esperaban sería un decir que no
estaría mal dicho, aunque un dicho más claro y cabal sería decir que intuían o
que deseaban o que necesitaban con urgencia la llegada de la lluvia. Como
fuere, ese día no llovió. Conforme avanzaba la tarde el aire se cargaba de un
azul más claro y profundo de forma que, más que la lluvia, lo que se hacía
sentir era la proximidad de los muertos.
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