miércoles, 10 de septiembre de 2014

LA LLUVIA


Decir que esperaban sería un decir que no estaría mal dicho, aunque un dicho más claro y cabal sería decir que intuían o que deseaban o que necesitaban con urgencia la llegada de la lluvia. Como fuere, ese día no llovió. Conforme avanzaba la tarde el aire se cargaba de un azul más claro y profundo de forma que, más que la lluvia, lo que se hacía sentir era la proximidad de los muertos.

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