martes, 9 de septiembre de 2014

MI SOSTENIDO


Un zumbido grave lleno de presentimientos, algo parecido a un mi sostenido largo y subterráneo, despertó a esa criatura vieja y malcriada que habitaba en las profundidades de sus ojos y que deambulaba entre las neuronas como un transeúnte más, sin que pareciera dirigirse a sitio alguno. A veces se daba un garbeo por algunas de sus tripas pero, fuere lo que fuere aquello que chirriaba en su interior, no parecía capaz de transformar una larga vida repleta de arcadas.

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