En medio de la trifulca surgieron hemorragias de antiguos deseos
que, por razones incomprensibles y diversas, simulaban estar vivas.
Fricción…roce…babas, hambre…la boca se había vuelto loca y pretendía apresar
cualquier atisbo de piel. La rigurosa contabilidad del gesto, de cada gesto,…la
peculiar medida de un tiempo contante y sonante, de un compás, que parecía
impuesto y remitía a una totalidad sinfónica…todo conducía al interior de la
epidermis.
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