Vez hubo, una al menos que yo recuerde, en que a resultas de una
gonorrea crónica, la bestia quiso convertirse en piedra, y como no lo lograba
decidió encomendarse indistintamente a dios nuestro señor y al diablo, sin que
ni uno ni otro terminaran de redimirle de sus múltiples padecimientos. Echados
a perder tanto la una como la otra, lo que se dice amolados, a la piedra no le
quedó otra que aburrirse observando el paso de las nubes mientras la bestia se
disponía a llorar su próxima muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario