Por
ella probó con millones de algoritmo en forma de ceros y unos, por ella pixeló
su piel y se animó a experimentar con todo tipo de software, pero las
sensaciones propias de la carne nunca volvieron. Sólo las palabras parecían
escapar a los límites de lo virtual, mostrándose capaces de esculpir en el aire
ese sucedáneo mezcla de ganas, necesidad y esperanza, apto para alimentar las
penurias de un hombre.
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